Es peligroso y osado
interpretar cualquier escrito de forma descontextualizada; tristemente más allá
de la verdad, lo único que encontramos es un reflejo vivo y candente de una
civilización de espectáculos que más que de ejercicios juiciosos que tiendan a
la construcción, está plagada de posiciones populistas y desfasadas que
alimentan el paternalismo de las figuras del estado que tanto daño han hecho a este
país y la medrosa existencia de nuestro pueblo.
No es la mía una posición inamovible que niegue lo evidente, algunos actores tienen objetivos diáfanos, pero quienes lucramos esos beneficios tampoco tenemos claro el límite de nuestro derecho.
No es la mía una posición inamovible que niegue lo evidente, algunos actores tienen objetivos diáfanos, pero quienes lucramos esos beneficios tampoco tenemos claro el límite de nuestro derecho.
Basta con observar el ejercicio facilista del
quehacer de quienes a través de los medios ostentan un poder casi divino ha
perdido rumbo, gestando con tal disfunción periodística, una aberrante justicia en
manos del presentador de turno.
El legislador con su
ignorancia, el leguleyo acostumbrado a saturar el sistema no con conocimiento
si no con fútiles pero engorrosos asuntos, y un judicial podrido en su
esencia con finalidad distinta a la de crear equidad, no generarán más que una
sociedad insostenible y una nación en manos de parásitos pusilánimes que se
niegan a mover un dedo. Mientras la salvaguarda de los derechos reales debería ser
bandera, lo único que aflora es la complacencia absurda y sin límites de
quienes exigen prebendas, y de aquellos que las otorgan con tibieza en su
criterio y un franco desdén por las leyes.
Quienes dirigen nuestros destinos, aquellos a
quienes hemos elegido en ejercicio de la democracia, han demostrado consistentemente
porqué en manos de un pueblo ignorante y
facilista, el derecho al voto sólo perpetúa la siempre creciente mácula de
nuestra sociedad, almas arpías de nacimiento.
Es un panorama devastador, la única herencia de
nuestra progenitura será la ley del menor esfuerzo, la ignorancia, la incultura,
la incivilidad… oscuro futuro.